martes, 23 de abril de 2013

¡Feliz día del Libro !
! Felicidades a todos los Jordi, Xurxo, Gorka, George, Jorge.!

Book of Life by David Kracov
 



viernes, 19 de abril de 2013


Caballo  - Acuarela sobre papel  2008

Abbaye de Kirkstall Yorshire  1801
Acuarela sobre papel    1998

El Gallo





El Gallo


Su refugio fue una bota,
escocesa y afelpada,
cuando llegaba la noche
allí lo depositaban.

Parecía de peluche,
con el plumón amarillo,
siempre junto a la cocina,
la caja sobre un ladrillo.

Las estaciones pasaron,
el verano se anunciaba,
y el pollo que parecía,
como Gallo ya cantaba.

Y llegó la Nochebuena
y la cena está servida,
y el pollo-gallo será,
la comida merecida.


11.4.2013
Norma García Coirolo






































    

El Pollo “embotado” o el Gallo Pelado



La gallina contaba: Esta es la historia del Gallo Pelado.

El padre llegó a la casa, como siempre en la tardecita. El invierno comenzaba a sembrar frío y oscuridad. Traía una cajita con agujeros y algo se movía dentro, como si rasguñara el cartón.

Las dos hijas la miraban con curiosidad infantil y ansiedad, por saber que contenía.

Estaban reunidos en la cocina, al calor de las ollas, en que se cocía la cena.

Al abrir la caja, allí estaba, chiquito, amarillo, muy suave, era un pollito.

¿Cómo cuidarlo, pensó la gallina, durante la noche con el frío del invierno? Casi adivinó el pensamiento de las niñas, que ya tenían la solución. ¡Ah!, una botita escocesa, afelpada, de una de ellas, le serviría de refugio caliente nocturno.

Durante el día, agua, ración y mimos y por la noche a la bota.

Pasó el tiempo y fue creciendo, ya en una caja mayor, no necesitaba la bota. Ahora ya se quedaba en el Galpón, aunque eran ellas, las que seguían alimentándolo y mimándolo.

Cuando llegó la Primavera, ya pintaba un pollo grande, color anaranjado fuerte, con patas largas, muy elegante y fue trasladado al Gallinero.

Poco faltó, el Gallo que habitaba en él, se hizo presente. Su pico duro y fuerte, su cresta roja, las plumas azules verdosas que le crecieron en la cola, las alas de color oscuro, rojo anaranjado, que batía fuertemente y el canto en el amanecer, que dejaba claro quién era el “Rey del Gallinero”, aunque seguía siendo un “pollito” para las niñas.

El padre y la madre se encargaban de alimentarlo, mientras se pavoneaba frente a nosotras las gallinas, batiendo las alas. Ellas lo observaban detrás del alambre, por miedo a los picotones.

Hasta que comenzó el Verano y en la casa se anunciaban las fiestas de Diciembre.

En la cocina la madre atareada, preparando los “quitutes”, manjares dulces y salados, acostumbrados para esas fechas.

Era de mañana, y llegó el Tío, rápidamente se armó la rueda de pizza y mate, y el habló de preparar el “Pavo”. Las niñas distraídas en sus juegos, no atendían ni entendían la conversación de los mayores.

Cuando se percataron, el Tío entraba al gallinero, el alboroto de las gallinas que cacareaban y escapaban con vuelos cortos, porque tenían cortadas las alas, el gallo que lanzaba picotones, cantaba y trataba de alejarse, de aquel ser que poco conocía, y los gritos y llantos de las niñas, que querían que el Tío saliera del gallinero, en un momento todo se convirtió en un caos infernal.

¡Cuál no fue nuestra sorpresa, cuando el Tío se llevó al Gallo! No pudo ser un Gallo en fuga, porque alcanzado en el gallinero, entre cacareos y plumas que volaban, fue arrancado de nuestra compañía.

¿Porqué estaba allí el Tío?, ¿Qué era lo que quería hacer con el pollo, digo Gallo? ¿Por qué no lo sacó el padre o la madre, que siempre le daban de comer? Las hijas no salían de asombro, miraban la escena con algo de angustia. ¿Que iban a hacer con su querido pollo?

Entonces en un abrir y cerrar de ojos, allí estaba “él”, colgando de una pata, y el Tío le hacía beber caña, para ablandarlo. Después le cortó la cabeza y la madre ya tenía el agua caliente, para desplumarlo y cocinarlo, para ser servido como plato principal de la cena de la noche.

Ellas no olvidarán nunca la escena, el Tío fue el encargado aquella mañana, de convertir a nuestro bello Gallo, en deliciosa cena de Nochebuena, que una de las niñas no probó como muestra de su disgusto, por la muerte del pollo.

Así, “Listo el pollo y pelado el Gallo” termina el cuento del pollito embotado.





11.4.2013

Norma García Coirolo




Nota: Quitutes: Delicias dulces y saladas.








martes, 16 de abril de 2013

Mis Ojos


Mis ojos

Mis ojos,
se visten de visiones,
de días incontados,
de dolor y violencia,
de sentir la mordaza,
sobre mi boca trémula.
De gritar en silencio,
cuando la noche calla.

Mis ojos,
me devuelven la visión
de la infancia,
felíz  y acompañada.
Arcoiris de luz,
pueblan la voz que calla.

Mis ojos,
me descuelgan imágenes
de antaño,
el amado aparece
Cupido lo ha flechado,
Eros juega su juego,
el amor se ha apagado.

Mis ojos,
tan antiguos,
rescatan de la vida
las voces de los niños,
las risas y sus cantos.
Los hijos que crecieron,
los nietos y el descanso.

Mis ojos,
no son ojos,
son la memoria viva,
la historia desplegada,
de los otros que habitan,
mi identidad callada.



7.4.2013

Norma García Coirolo                                           
 

La otra y yo


                                                            La otra y yo

En realidad es a la otra a la que le ocurren las cosas. A mi me gusta el silencio, la soledad, que se ve interrumpida, cuando aparece la otra.
Ella es espontánea, se desliza como un tigre, observa, actúa por impulsos. Sus palabras son seguras, no duda, se presenta fuerte, su presencia se nota en el conjunto.
Allí no hay nada mío, me muevo en la quietud, entre los colores de las pinturas  y la Bic con la que escribo palabras hilvanadas, que aún no han sido dadas al viento. El color y  la música me acompañan, sin voces que perturben, la armonía del sonido y los matices.
Ella se impone, es temeraria, a veces casi violenta, pero también se repliega y acecha el momento para dejar sentado los motivos de sus actos.
Son intuitivas, pero yo nado en la intuición y descubro los otros de los otros.  Ella los percibe desde sus dichos, sus actitudes, su lenguaje gestual y se calla.  Guarda para si la experiencia y me la transmite, y es lo que me salva.  Somos un cangrejo, ella es la caparazón y yo el interior, blando y a salvo.
Es una unidad intransferible, dónde las dos son una,  y sin sus diferencias no podrían existir.
Alguien la llamó “Vikinga”, por su apariencia externa, pero también algunos me conocen  como, suave, solidaria, “aconchegante” como dicen en Brasil.
Como dice Borges: “me reconozco en el rasgueo de una guitarra”, en el color de los pinceles y en las palabras que van quedando garabateadas en el papel.
Las dos me habitan y en las dos confío, y la historia podría ser contada por ambas, no hay fronteras entre ellas, y el tiempo se encargará de asegurar su recuerdo o su olvido.


7.4.2013
Norma García Coirolo